Living in the material world

Quien me conoce sabe que me encanta la música. No soy una melómana conocedora de hasta el grupo más raro que pueda existir sobre la tierra, y reconozco que las mezclas arriesgadas o alternativas no me suelen gustar, pero aun así me encanta la música.
De pequeña, por influencia de mi padre, y al contrario que todas mis amigas que seguían a los grupos del momento, yo era fiel seguidora de los Beatles. Me encantaban, y tenía fotos de ellos por la habitación cual groupie de los 60.
Me gustaban los cuatro pero, como siempre en todos los grupos, siempre tienes un favorito, y el mío de siempre fue George Harrison. Porque sí, Lennon tenía su aquél, pero George siempre tuvo algo que hizo que fuera mi Beatle.

El lunes, alguien que me conoce muy bien consiguió dos entradas para ir a ver el preestreno del documental de Martin Scorsese "Living in the material World" basado en la vida de George Harrison.
El documental, de tres horas y media de duración, se divide en dos bloques. En el primero hacen un recorrido por la vida de George Harrison "el Beatle" desde sus inicios, cuando se junta con Paul y John, hasta su ascenso a la fama y la llegada a la cima con el fenómeno Beatle.
Pero es en las dos horas y media restantes donde realmente conoces al George que dejó los Beatles y decidió que ya era hora de liberar su talento musical con canciones como Something, o Here comes the sun. El George Harrison que coqueteó con las drogas; el George productor de "La vida de Brian";
su acercamiento más profundo a la meditación; su misticismo y la ayuda desinteresada que prestaba a todo el mundo y que materializó en el primer concierto benéfico de la historia, "Concert for Bangladesh", que se celebró en New York en 1971.

Con entrevistas a su amigo Eric Clapton, Ringo Starr, Paul McCartney, Yoko Ono, su viuda, Olivia Harrison y su hijo Dhani, tan parecido a su padre que parece que le tienes delante, el documental es un resumen de una vida que te deja sin palabras.