Loca por las compras

Siempre me ha gustado la moda, aunque la verdad no tengo mucho ojo para comprarme la ropa. Normalmente, o acabo con las manos vacías o si me compro algo es negro y parezco una integrante de la obra "La casa de Bernarda Alba".
Las posibles causas por lo que me pasa esto son porque:

- No tengo ningún tipo de paciencia cuando voy a comprar y eso de rebuscar como una gallina entre perchas y perchas me desespera.
- Creo que la calidad de la ropa de un tiempo a esta parte es pésima y me parece una pasada que te cobren 20€ por una camiseta que con el primer lavado está deformada.
-Si quieres algo de calidad parece que lo han cosido con hilo de oro y con la factura te dan el puñal para que te lo claves tú mismo en la espalda.
-No soy nada atrevida, por lo que, aunque los que estén a  mi alrededor me digan que algo me queda bien, como no me vea....es que ni gratis me lo llevo.
-Soy excesivamente indecisa.

Todo esto lo cuento porque el sábado terminé hablando con la amiga de una amiga que es estilista y con la que descubrí un montón de cosas que se tienen en cuenta a la hora de vestir que en mi vida me hubiera imaginado. ¿Sabéis que hasta miran el color de las venas?.

Lo primero que descubrí y que ha hecho que se desmoronen todos mis esquemas es que, aunque soy blanca, los colores como el blanco y el beige no me quedan mal siempre que los combine con algo que haga contraste.

- "Pero si yo siempre he pensado que con mi tono de piel "filete de pollo" el beige me queda fatal..." - dije yo, todo esto señalando la cara interna de mi brazo para hacer énfasis en mi color blanco... blanco.
- "Puedes llevar algo claro con un pantalón oscuro y queda fenomenal. Además, como tienes el pelo y las cejas negras, hace contraste. Aunque deberías capearte más el pelo porque apenas se te ve la cara con la mata de pelo que tienes." (Súper sincera...)
-"Yaaaa, bueeeno... es que me he lavado el pelo antes de venir y ya sabes......." (sorbito al ron cola)

Segundo pilar que ha regido mi estilo y que también se ha caído:
-"Y nada de ir toda de negro" - medio ron cola pa'dentro porque esto que me ha dicho es muuuu fuerteeee...
-"¿Pero.... Por queeeeeé?, Chanel siempre iba de negro y todo el mundo decía que era muy elegante" 
-"Sí, bueno, pero Chanel era Chanel y tú no puedes ir toda de negro porque se te marcan las ojeras - (maldita... ¿Qué insinúas?) - y se te ve más blanca de lo que eres" 
-¡¡¡Pero mira!!!... Llevo las sandalias doradas. 

Su mirada dejó claro que no sirve con un poco de dorado en las sandalias y a mí cada vez me quedaba menos ron en el vaso...

Tras casi una hora hablando de este tema, y algún que otro ron, me di cuenta de que la mitad de la ropa que tenía en el armario fallaba en algo y que necesitaba ir de compras urgentemente, siendo consciente de que tengo que descartar rayas, cosas negras, prendas con cosas que recarguen los hombros, estampados arriesgados tipo perritos, pájaros o flores, cuellos altos, chaquetas o jerseys de punto gordo...

Ayer, emocionada ante la posibilidad de un nuevo estilo en mi vida, hice limpieza en el armario, llenando tres bolsas de ropa que irán directas al pueblo siempre y cuando pasen por el filtro de mi madre y hermana.

Pues bien, hoy lunes 17 de septiembre, con el armario pelado, me miro al espejo y veo que me he vuelto a vestir de negro, mis ojeras están más marcadas que nunca y que hasta el fin de semana no voy a tener tiempo, ni ganas, de empezar a cambiar mi estilo...
En fin... que nunca se me ha dado bien eso de ir de compras...