lunes, 10 de diciembre de 2012

Desde China con amor. Día 3

Hoy decidimos ir a Hangzhou, una ciudad a una hora y algo de Shanghai en tren y que por lo que dicen es el "paraíso en la tierra".
Los trenes salen desde la estación de Hongqiao en la línea dos de metro. Para probar, decidimos coger un taxi. Había leído que tenías que tener cuidado porque o no ponen el taxímetro o te dan una vuelta por la ciudad que alucinas. Como estaba enfrente del hotel nos fiamos de él y ZAS, la primera en la frente.
Después de un rato en el taxi, y entrando y saliendo de algo parecido a la M-40 en Madrid, decidimos conectar el gps del móvil y efectivamente el Sr. Taxista nos estaba dando una vuelta por Shanghai.
Finalmente llegamos a la estación y, mientras Mr. Grinch le enseñaba el gps y le decía "sé que me has timado", el taxista le miraba con cara de "si, si, si, pero me llevo la pasta".
La cantidad que tuvimos que pagar fueron 115 yuanes, unos 14 euros, que no parece mucho pero en China es muchísimo.

La estación de tren es gigante, pero lo que tienes que tener claro es que para comprar los billetes tienes que ir siempre a las taquillas, ya que para poder comprar en las máquinas necesitas una tarjeta tipo abono.
En las colas tienes que tener mucho cuidado porque los chinos son mucho de colarse, sin ningún tipo de vergüenza, además de asomar continuamente la cabeza por encima de tu hombro para ver qué estás haciendo.
Tras hacer unos cuantos placajes "anti-chinos-que-se-cuelan", conseguimos nuestros billetes a Hangzhou por 78 yuanes (casi 10 euros) cada uno, sólo ida.

Tras una hora y poco llegamos a Hangzhou. En principio, por lo que había leído en Internet, lo más interesante de la ciudad es el lago del oeste y su entorno. Al sacar el plano que tenía de la ciudad nos dimos cuenta de que, aparentemente, la estación no estaba muy lejos del lago. Pero también vimos que el plano no tenía escala, por lo que el lago podía estar donde Cristo perdió la zapatilla.
Empezamos a bajar la calle Xihu Ave y, después de 15 minutos, nos dimos cuenta de que efectivamente el lago iba a estar donde Cristo perdió la zapatilla y que a lo mejor era buena idea alquilar una bicicleta si queríamos dar la vuelta entera al lago.

En Hangzhou, además del paseo por el lago, recomiendan ir a ver la Pagoda de las Seis Armonías y el Templo Budista de Lyngjin o de las almas escondidas, pero están bastante alejadas del lago, cosa que no parecía en el plano. Por lo que buscar el bus que nos llevara se nos iba de las manos por tiempo y porque, como casi nadie habla inglés, nos parecía misión imposible intentar averiguar cómo ir.

Después de 30 minutos llegamos al lago. El paisaje cultural del Lago del Oeste de Hangzhou ha sido nombrado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2011 debido a que "ha inspirado a famosos poetas, pensadores y artistas desde el siglo IX". Alberga numerosos templos, pagodas, pabellones, jardines, árboles ornamentales, así como un paso elevado e islas artificiales. El Lago del Oeste ha influido el diseño de jardines en el resto de China, así como en Japón y Corea durante siglos y muestra un excepcional testimonio de la tradición cultural de la paisajística, creando una serie de vistas que reflejan la fusión idealizada entre el hombre y la naturaleza.






Cerca vemos que hay un puesto para alquilar bicicletas. Cuando nos ve la chica, al no hablar nada de inglés, nos da un papel con las instrucciones en chino e inglés en el que nos indican que tenemos que pagar 400 yuanes (50 euros) por bicicleta. 300 yuanes de fianza por si nos da por llevarnos la bici a España y 100 para descontar el importe de lo que hayamos gastado durante el día. En las instrucciones también indican que tenemos hasta las 20:30 para entregar las bicis por lo que cogemos nuestras bicis y empezamos a dar la vuelta al lago.

El paseo por el lago, precioso. Una vistas increíbles y unos rincones mágicos para dejar volar tu imaginación. La mayoría del paseo lo hicimos solos por lo que podíamos disfrutar de momentos especiales para recordar.






Una de las paradas que hicimos fue en la Pagoda Leinfeng, de cinco pisos de altura y ocho lados y ubicada sobre la Colina del Atardecer al sur del lago. Construida originalmente en 975 d.C., se derrumbó en 1924 pero fue reconstruida en 2002 y desde su reapertura ha sido una popular atracción turística.



La pagoda original fue construida en 975 d.C., durante el periodo de las cinco dinastías y diez reinos, por orden del rey Qian Chu (nacido Qian Hongchu) de Wuyue. Fue construida para celebrar el nacimiento del hijo de Qian Chu con su concubina favorita, Huang Fei. La Pagoda Leifeng era una estructura octogonal de cinco pisos construida con madera y ladrillo y con una base construida también con ladrillos.
Piratas japoneses atacaron Hangzhou durante la dinastía Ming. Como sospechaban que la pagoda contenía armas quemaron los elementos de madera, dejando tan solo el esqueleto de ladrillo, como se puede comprobar en las pinturas Ming del Lago del Oeste.
Más tarde, una superstición que aseguraba que los ladrillos de la torre repelían las enfermedades y prevenían las desgracias provocó que muchas personas comenzaran a robar ladrillos de la torre para molerlos y hacer polvo con ellos. La pagoda se derrumbó finalmente la tarde del 25 de septiembre de 1924 debido a su mal estado.







Con respecto a la cuestión de la existencia de un mausoleo debajo de la pagoda, se debatió durante años hasta que por fin se usó un radar para comprobarlo. El 11 de marzo de 2001 se excavó el mausoleo y se encontraron muchos tesoros, entre ellos una cabeza de Buda cubierta de oro y plata.
En octubre de 1999, los gobiernos provincial y municipal decidieron reconstruir la Pagoda Leifeng sobre las ruinas de la antigua y la nueva pagoda fue inaugurada el 25 de octubre de 2002.
La pagoda es preciosa, pero pierde mucho encanto encontrar escaleras mecánicas en mitad de un paisaje tan bonito, al igual que subir a la parte alta de la pagoda en ascensor.




Continuamos nuestro paseo en bicicleta, parando para disfrutar de rincones increíbles y del silencio y tranquilidad que había en el ambiente.


Tras una parada en un Starbucks situado en una de las orillas del lago, y mientras se iba haciendo de noche, decidimos ir hasta el punto de partida para dejar la bicicleta y recuperar nuestros yuanes. Y aquí es donde empieza una de esas historias que, según como termine, te quedas o no con buen sabor de boca.




Cuando llegamos al punto de partida de nuestro paseo en bici vimos que la caseta donde habíamos alquilado la bicicleta estaba cerrada. Podíamos dejar la bici, pero claro ¿qué pasa con nuestro dinero?. Estábamos seguros de que habíamos leído que teníamos hasta las 20:30 para devolver las bicis por lo que no nos preocupamos ya que eran las 18:00 y teníamos casi dos horas y media.

Empezamos a subir hacía la estación ya que por la mañana habíamos visto más puestos donde alquilar bicis, pero según íbamos llegando veíamos que estaban todos cerrados. Decidimos ir hasta la estación de tren, ya que pensamos que probablemente allí si que habría alguna oficina para dejar las bicis, pero llegamos y nada de nada.

De repente, nos vimos con dos bicicletas, en mitad de China, con 800 yuanes perdidos y la sensación de haber sido súper timados. Fuimos a preguntar al puesto que había de información turística, pero una de las cosas que tienen los chinos y que no es nada agradable es que, si no te entienden directamente, pasan de ti. Intentamos que nos ayudara pero nos dio con la ventanilla en las narices y siguió a lo suyo.

Mr Grinch ya había llegado al punto " Si no recupero el dinero la bici acaba en el lago". Y yo estaba dando vueltas con la bici, acordándome del taxista chino, de la del puesto de bicicletas y de toda su familia mientras intentaba buscar una solución, porque... ¿qué hacer cuando nadie te entiende?. De repente pensé que tal vez, si entraba en un hotel, me podrían ayudar ya que son de los pocos lugares en China donde hablan inglés, aunque en algunos ni eso.

Me presenté en la recepción del hotel contando mi drama cual dama de las camelias en apuros. En la recepción, aunque sólo me medio entendía uno, fueron muy agradables y llamaron al teléfono que venía en el ticket de la bici. Cuando terminaron de hablar me dijeron que tenía que ir a una calle que estaba como a 30 minutos de la estación.

Vuelta en dirección al lago, de repente vemos una luz en uno de los puestos de las bicis y nos pusimos a pedalear que ni Indurain en el Tour de Francia. Cuando llegamos, nuestro gozo en un pozo. La china nos dice que sólo coge bicicletas, pero que nos va a escribir la dirección en chino para que la enseñemos a la gente y nos ayuden a llegar.
Cuando llegamos a la calle en cuestión, Yan'an Road, aún tenemos que buscar el sitio en cuestión.  Le enseñamos el papel a una chica que nos dice que sigamos hacia delante. Nos paramos en un sitio donde vemos tres bicicletas y nos dicen que allí no es. Cuando llegamos a la esquina de la Yan'an Rd con Pinghai Rd nos encontramos a la chica a la que le hemos enseñado el papel, que nos está esperando y nos señala un parking gigante lleno de bicicletas. Vamos a la ventanilla, le damos el ticket, nos pide 2 yuanes (0.25 céntimos  por el tiempo total que habíamos tenido la bicicleta, y nos devuelve los 800 yuanes.

De vuelta a la estación y analizando la situación pensamos en la gente que, como nosotros, quiso recuperar su fianza pero no tenían tanto tiempo como tuvimos nosotros, o en el hecho de que en las instrucciones no explicaran más claramente que para la devolución de la fianza no basta con ir a un puesto normal, sino que tienes que ir a las oficinas centrales de la empresa.

A nosotros nos salió bien porque me dio por entrar al hotel, pero el hecho de que casi nadie hable inglés, además de que pasan de ti, hace que este tipo de historias te dejen un poco mal sabor de boca. Pero, como no es cuestión de quedarse con lo malo y si vais a Hangzhou ya sabéis cómo recuperar la fianza de la bicicleta, cerramos el tercer día con la vuelta a Shanghai en tren y cenando cerca del hotel.

6 comentarios:

  1. Jooo!!que pasada!!!!!has tenido que flipar!!

    un besote

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  2. Los chinos son la leche. Ya dejan ver sus maneras cuando vas a comprar a sus tiendas y no te quitan el ojo de encima. Y si sales de allí sin comprar nada y dices adiós, no te devuelven el saludo pero te miran de arriba abajo.
    Jajaja me imagino a los chinos rayando ladrillos para nada XDDDD me meo sólo de pensarlo.
    Y bueno, el lago es una auténtica preciosidad, no me extraña que lo llamen paraíso en la tierra, es que lo es. Y si no tuviera guardabicis cabrones ya sería perfecto xD

    .Estelle.

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    1. La verdad que tienen cosillas que no son muy agradables. Entiendo que es algo cultural, pero hay cosas que chocan mucho. (Lo de ir escupiendo por la calle mejor ni lo comentamos)
      Salvo detalles, la verdad que los sitios donde estuvimos son una pasada.

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  3. Jajaja Me encanta tu forma tan natural y divertida de contar vuestra aventura con las bicis!!! Tuvo que ser un poco pesadilla, pero seguro que ahora lo recordais con risas ^^ También me hizo gracia lo del chino taxista timador y los chinos colones del tren, aunque ya les vale joer!!!! No sé por qué, pero yo a los asiáticos los hacía más educados... deben de ser los japoneses... jajaja Y qué borde la china de la ventanilla...

    Por cierto que la foto del puente en mitad del lago me ha enamorado! qué maravilla de paisaje <3

    Un besito guapa, me han encantado los tres post de tu viaje ;)

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  4. Tiene que ser maravilloso viajar a china, aunque es un viaje para pasar un bastante tiempo y tener tiempo de empaparte en la cultura. El choque cultural debe ser tremendo y seguro que además de las anécdotas que has ido contando tienes un montón más. Las fotos son preciosas, embriagadoras, dan ganas de hacer la maleta ya mismo!

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  5. Qué bueno que cuentes esto de las bicis, no lo habría sabido y fijo que me pasa. Jamás se me hubiera ocurrido pensar que la fianza te la devuelven en otro sitio diferente a donde alquilaste.
    No es solo China, estuve el año pasado en Tailandia, Indonesia y Camboya y te timan igual que como cuentas aquí (los taxis ni te digo, en Bangkok por ej a algunos ni que les digas claramente que pongan el taxímetro lo ponen)

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