Desde China con amor. Día 6

Hoy nos toca madrugón. A las 7:00 nos esperan en la puerta del hotel para llevarnos hasta el sitio desde donde sale el barco.
La excursión es un crucero de unas cuatro horas de duración que recorre el río Li y conecta Guilin con la ciudad de Yangshuo. El recorrido presenta uno de los escenarios más pintorescos de toda China y es famoso por la singular orografía del terreno, con montañas y colinas de origen calcáreo emergiendo de campos de arroz.

Durante el recorrido y por la forma de algunas montañas, te van contando mitos y leyendas, además uno de los paisajes es el que sale en el billete de 20 yuanes.

Comemos en el barco y, hasta nuestra llegada a Yangshuo, nos quedamos descansando un poco en los asientos.

El guía nos ofrece otra excursión aparte de la contratada. La excursión consiste en ir a un pequeño pueblo cerca de Yangshuo, montar en las barcas de bambú, ver a los cormoranes pescando, ver un campo de arroz, dar una vuelta por el pueblo y volver a Guilin. Como no queremos pagar más, le decimos que no y al rato nos llama y nos ofrece la excursión a un precio bastante menor porque, si no, le hacemos la puñeta y nos tiene que buscar un medio de transporte alternativo si queremos quedarnos en Yangshuo.
Al final aceptamos el trato y hacemos el pack completo.
Al llegar a Yangshuo, y antes de partir al otro pueblo, tenemos una hora para dar una vuelta.
Subiendo unas escaleras llegamos al centro, donde te encuentras con una calle enorme llena de puestos y tiendas con todo lo que te puedas imaginar.
Cogemos el bus y nos vamos hacia el pueblo de Baisha. Lo primero que hacemos es ir a visitar una casa de unos amigos del guía, donde nos dejan claro que es así como vive el 80% de la población china y que, además, aquí son privilegiados porque tienen agua corriente y luz (se te cae el alma a los pies).

Se ve un poco borrosa pero la segunda foto es el salón y la tercera es la cocina.
Después vamos hacia la zona del río donde hay un puente precioso y desde donde se ven las barcas de bambú que vamos a coger ahora para dar un pequeño paseo.

Nos montamos en la barca y nos encontramos con un pescador que nos hace una demostración de cómo pescan los cormoranes. Nos cuentan que les adiestran desde pequeños para que vuelvan siempre, además de ponerles una argolla en el cuello que no les permite comerse el pez que pescan.

Lo mejor de todo era ver a parejas de novios haciéndose fotos en las barcas. La verdad que el paisaje era espectacular por lo que las fotos debieron de quedar preciosas.

Para terminar le dimos de comer a unos bueyes de agua y vuelta al bus rumbo a Guilin.

Al llegar a Guilin, cenamos por la zona de los lagos y nos volvimos al hotel.